Svami Tilak Paramahamsa

   
 

Svami Tilak

 

Cuando Swami Tilak tenía 30 años, aproximadamente en 1960, emprendió una yatra (peregrinaje) con el propósito de poner fin definitivamente a una etapa de su vida dedicada a trabajos sociales y entonces buscar los valores espirituales que le marcarían el camino hacia el Ser.
Habían pasado unos tres años desde que él tomo la vida de sannyasa. En el comienzo había dejado el trabajo de editor de una revista, para ir en busca de su gurú, viajando a pie en la más estricta tradición de los monjes renunciantes, y viviendo solo de la caridad. Fue la primera experiencia como un joven sannyasin de lo que sería su modo de vida el cual lo llevó a viajar por más de cincuenta y seis países en todo el mundo.
Swamiji dirigió sus pasos al sagrado río Narmada, donde Sri Adi Shankaracharya, el fundador de las diez órdenes de swamis advaitas y gran exponente de la filosofía vedanta había realizado gran parte de su sadhana (práctica espiritual).
Swami Tilak comentaba que en aquella época de su vida casi llegó a perder la esperanza de encontrar la verdad en este mundo pero finalmente su búsqueda lo condujo al encuentro con su maestro, Baba Bajaranga Dasji Maharaha.
A partir de este momento empezaron años de pura dicha para Guruveda, sirviendo a los pies de su Maestro Baba Bajaranga Dasji Maharaja. La cabaña donde vivían era muy sencilla, sin ninguna comodidad. La vida austera. En la ermita, junto con Gurudeva y Babaji, vivían algunos devotos, pero nunca hubo más de cinco o seis personas.
¿ Cuál era la enseñanza que Babaji impartió a su discípulo? Gurudeva poseía un intelecto brillante y tenía mucho conocimiento de los libros de filosofía (Upanishads) y de las demás Escrituras Sagradas de la cultura Védica.
Conocía perfectamente todas las enseñanzas de todas las diferentes escuelas dentro del Hinduismo y las exposiciones filosóficas de sus grandes Maestros además de haber estudiado las doctrinas de las demás religiones. También conocía las diferentes técnicas de meditación y pranayamas, junto con las demás disciplinas del Yoga. Conocía y amaba la cultura e historia de su país. En su juventud había participado activamente en algunos partidos políticos luchando para la independencia de la India, e incluso había pasado unos meses en la cárcel por sus ideología patrióticas. Tenía grandes dotes de oratoria y facilidad para escribir.
Babaji enseñó a Gurudeva a vivir en la verdad y reconocerla dondequiera que estuviera. El era su Brahmavidya Gurú (aquel maestro que instruye directamente sobre el conocimiento de la naturaleza de Brahman, el Todo Absoluto). La enseñanza de Babaji puede ser resumida en pocas palabras: "Hijo mío, hay bastantes santos y sabios en el mundo ¡Primero hazte un hombre!".
Babaji enseñaba que un hombre no era envidiado por su ostentación, sino respetado por su sencillez. La humildad no significaba la mansedumbre, sino la disposición para reconocer la grandeza de otros. A lo largo de todos sus viajes, Gurudeva llevó consigo dos mantrams que su Gurú le dio, que resumían en gran parte la enseñanza que había recibido. El primero era el mantram de la Asimilación: "Primero, libérate del ego, y entonces usa palabras que pueden dar la misma felicidad a otros que te dan a ti".
El segundo mantam era el de la modestia: "La modestia otorga la gloria, mientras la ansia por la gloria la aparta a uno de Dios. Debido a su tamaño reducido la hormiga puede recoger partículas de azúcar de entre el polvo, mientras que el elefante solo puede ensuciarse con ello".
Aunque Babaji amaba profundamente a su discípulo, y el tiempo que pasaban en compañía era para los dos la más alta dicha del amor y comprensión, no tardó en enviarle fuera del Kuti. De esta manera, gracias a la visión de Babaji, el mundo entero ha podido beneficiarse del mensaje de espiritualidad verdadera transmitida en las enseñanzas sabias de Gurudeva.
Durante su padayatra (peregrinaje a pie) de ocho años a lo largo de la India, Gurudeva fue perdiendo la poca ropa que tenía. Un día fueron los zapatos que se rompieron. A partir de este momento, nunca volvió a usar zapatos. Otro día se rompió su "kurta" (camisa). Tampoco volvió a usar ninguna kurta. Y así, hasta que se quedó con solo un lunghi (pieza de tela que cubre desde la cintura hasta los pies) y una manta de lana.
El rechazaba categóricamente cualquier tipo de ostentación con respecto a su persona. Su Gurú le había mandado mostrarse como un monje peregrino e iluminar los corazones de sus devotos con su ejemplo además de sus palabras. Para enseñar humildad, el mismo cogía la escoba para barrer su cuarto. Para enseñar el autocontrol, nunca aceptaba ningún jersey, aún cuando en Rusia había 10 grados bajo cero. Para enseñar la modestia estaba siempre dispuesto a presentar sus respetos a cualquier persona de autoridad, aun cuando el conocimiento de éste fuese inferior. Para enseñar la compasión, el contestaba personalmente todas las cartas que recibía, que eran al menos 30 a la semana, y atendía personalmente a todos aquellos que venían buscando su ayuda. Si estaba en una ciudad donde vivía alguien conocido, el iba a saludarle aunque tuviera que andar 10 kilómetros. Para enseñar la sencillez, nunca aceptaba dinero más allá de lo que necesitaba para viajar a su próximo destino, y cuando viajaba, siempre escogía el medio de transporte más económico. Para enseñar el poder de la fe en Dios, viajaba sin dinero ni apoyo de ninguna organización. Muchas veces se introducía en países o ciudades donde no conocía a nadie, y hasta donde ni hablaba el idioma. No le importaba dormir en la calle o estar días sin comer esperando que la mano de Dios le amparase. Estas circunstancias, en vez de poner a prueba su fe, le confirmaba en ella, porque, a pesar de la manera tan arriesgada en que viajaba, siempre había alguien dispuesto a ayudarle.
En todas las casas que visitaba, Gurudeva cocinaba platos deliciosos para sus anfitriones. De esta manera, a través del Prashad (comida ofrecida a Dios, cocinado por un hombre religioso) purificaba los cuerpos y las mentes de todos los que comían de su comida. Esta fue su bendición silenciosa a todos aquellos que le daban hospitalidad.
Gurudeva comentaba: "Gracias a la enseñanza que recibí de mi Guru, yo puedo sentirme cómodo en cualquier lugar. Gracias a tener una actitud de igualdad hacia todos, he podido penetrar los fuertes de diferentes sectas y escuelas de filosofía. Dualistas y no-dualistas, todos me han abierto las puertas con alegría. Los Brahmanas y los pariahs, todos me ofrecen hospitalidad en sus casas. Muchas veces me han preguntado "¿Swamiji, quien es usted? ¿Es usted Advaitin (no-dualista) o Dvaitin (dualista)? ¿Es usted Brahmana o Kshatriya? ¿Vaishya o Sudra? (Brhamana, Kshatriya, Vaishya y Sudra son las cuatro castas Hindúes). Nos sorprende mucho ver que todo tipo de personas acuden encantadas a sus conferencias"

 
     
       
           

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