Como hemos visto en un capítulo anterior la respiración yóguica nos enseña junto con la inhalación y la exhalación del aire, la importancia también de la retención. Al retener el aire en el interior de los pulmones, el intercambio de oxígeno y CO2 es más intenso. En condiciones normales cuando exhalamos sin retención, queda una abundante proporción de oxígeno en el aire expirado. Es debido a esto por ejemplo, que podemos reanimar a una persona cuando realizamos respiraciones boca a boca.
Practicada en extensión, la retención del aliento estimula las células, las funciones vitales y produce un cierto rejuvenecimiento.
El centro del control respiratorio se encuentra en el bulbo raquídeo, desde donde se procesan todos los datos recibidos puntualmente en todo el cuerpo. Con esa información, de forma consciente podemos tomar el control de nuestra respiración y ayudarnos a controlar el sistema simpático vegetativo, que gestiona todas las funciones vitales. Controlaremos también la digestión, el calor corporal, la excreción y el sueño, entre otras funciones.
La energía vital, Prana(1), tiene dos manifestaciones básicas en nosotros, una es la que produce la respiración y la otra es la que mueve el pensamiento. Ambas están íntimamente ligadas.
Cuando la respiración está en movimiento, la mente también lo está, si la respiración está bajo control, la mente también. Cuando las fuerzas vitales del cuerpo se encuentran bajo el control de la mente creativa, súbitamente se siente un incremento general de la energía y la sensibilidad, los sentidos se afinan y pueden funcionar con mayor eficacia.
El propósito principal del Vyayam es aumentar la capacidad respiratoria y obtener su control.
Los antiguos yoguis sabían que el secreto de la salud y del control de la mente estaba en la respiración. Por ello decían que la respiración es nuestro eterno compañero, al que llamaban el dios del aliento divino ,Vayu, quien otorga la capacidad respiratoria que controla el movimiento de la mente.
Al aliento lo denominaron vayuka, que quiere decir tener la presencia del dios Vayu. Por eso consideraban que el aliento era algo sagrado, y que los hombres debían tener una atmósfera pura y divina .
Existe un corazón energético que bombea la energía a lo largo de todo el cuerpo. Su proyección física se localiza cuatro dedos por debajo del ombligo y en samskrita se le llama tan, literalmente tan hara shakti. El tan, es el punto neurálgico del llamado cinturón de la fuerza, tan hara shakti y está dividido en una región anterior conocida como tan shakti y una región posterior conocida como tan tala. El tan hara shakti es donde todo el equilibrio del cuerpo se concentra y donde la mente desciende para adquirir serenidad y reposo.
Con el control efectivo de la respiración a través del Vyayam aprendemos el proceso de hacer que la energía vital o prana y la energía sutil o shakti puedan expandirse desde el tan a nuestro cuerpo y mente.
® escrito por ~ Swami Shankaratilakananda
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